Los poderes oligárquicos nuevamente en su afán de cercar con alambres de púas las esperanzas de las y los campesinos por alimentar al pueblo, por tener una vida digna; arrancaron de raíz la vida de Carlos Ramos, presidente de la Asociación campesina “Amigos de Alfaro”, base de la Coordinadora Nacional Campesina “Eloy Alfaro”, asesinado hace un año.
En la tarde de un domingo 10 de noviembre, luego de abrir la puerta de ingreso a la hacienda Safando, ubicada en la parroquia Chongón, provincia de Guayas, personas no identificadas salieron de entre los matorrales y descargaron varios disparos en la humanidad de nuestro compañero.
Producto del ataque, resultó herida la esposa de Carlos Ramos, Patricia Burgos, quien también era directiva, falleció a los pocos minutos debido a los impactos de bala que recibió en el pecho.
Las sospechan apuntan que el asesinato fue perpetrado por sicarios contratados por personas inconformes con la entrega de esas tierras a la organización campesina en la provincia del Guayas.
“Hace un año atrás realizamos una rueda de prensa para exigir a las autoridades competentes de la Corte de Justicia, Fiscalía y Ministerio del Interior, aclaren este asesinato, que hasta hoy sigue en la impunidad” manifiesta Romelio Gualán, presidente de la Coordinadora Nacional Campesina “Eloy Alfaro”
Carlos Ramos recibía amenazas desde hacía meses antes de su asesinato, a partir del momento en que el Ministerio de Agricultura decidió traspasar las 480 hectáreas de la hacienda Safando a 80 integrantes de la Asociación “Amigos de Alfaro”.
Carlos Ramos fue un defensor de la naturaleza, de la vida, del acceso a la tierra para la soberanía alimentaria, de las y los campesinos, por eso fue asesinado.
REDACCIÓN CNC